Uno de los puntos más importante con los que una persona se puede topar al momento de convivir o interactuar en un grado/aula es lo que representa y necesita de su maestra cada uno de los estudiantes, lo fundamental que es para su desarrollo y desempeño. Pero el vínculo no surge espontáneamente, es el resultado de un proceso que necesita tiempo, dedicación y lo más importante amor.
Para abordar este tema citaré los pensamientos de la pedagoga Laura Dutchasky, quien sostiene que el niño aprende desde y gracias a la confianza. Cuanta verdad hay en sus palabras, pero debemos reconocer que no es una meta fácil de alcanzar, para ello no solo debemos cumplir el rol tradicional de un docente, sino que necesariamente debemos comprometernos más , ser capaces de escuchar comprender cada duda, incertidumbre y problema que presenta el estudiante. Solo así el otro sujeto podrá ser capaz de aceptar la propuesta del educador, quien será el encargado de no solo acompañarlo, sino de guiarlo a un mundo abierto al desarrollo de sus capacidades, habilidades y oportunidades.
Por último comparto una pregunta de Laura Dutchasky que nos puede ayudar a reflexionar acerca de lo que podremos lograr como futuros docentes,¿Qué tenemos para ofrecerle al estudiante?
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